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jueves, 17 de enero de 2013

¿Vender es malo?


La sociedad le ha implantado en los últimos tiempos una connotación negativa a la palabra vendedor. Esto se debe en gran medida a la agresividad, la falta de ética, de escrúpulos y el poco profesionalismo de muchos representantes de este rubro.

Esta creencia, muchas veces, lleva a las empresas a subvalorar a sus vendedores. Prefieren hablar de marketing o Social media que de planificación de ventas. Eligen creer que la capacidad del director de marketing es mayor a la del director de ventas desprestigiando, así, la reputación de los vendedores.

La subvaloración del departamento de ventas lleva a no brindarles a los vendedores los recursos necesarios para su correcto desempeño, entre estos la capacitación. Esto tiene al plazo inmediato dos consecuencias negativas:

  • Muchas empresas no cuentan con un plantel de vendedores calificados.
  • Existe una alta rotación de integrantes del equipo comercial por la falta de contención.


¿Quieres más malas noticias?

Esto no sucede solo dentro de las empresas. Ser vendedor para mucha gente es el plan B. Si no les ha ido bien en el estudio, si no han conseguido el trabajo deseado y han agotado todos sus recursos dicen: “basta, buscaré trabajo de lo que sea. ¡Así sea de vendedor!” ¿Sí o no?

Y es así como cualquier persona que no ha conseguido trabajo en ningún otro lugar termina ingresando al departamento comercial de una empresa que jamás lo capacitará. ¿Cuál esperabas que fuera el resultado?

Con este panorama es normal y hasta entendible la reputación que se han ganado los vendedores. Nos encontramos, mis queridos amigos, dentro de un círculo vicioso.

¿La buena noticia?

Podemos modificarlo. Está en nosotros modificarlo. Pues es nuestra obligación, como vendedores, limpiar nuestro nombre.

Tranquilo. Ser vendedor no es malo.

De hecho el vendedor es el último eslabón de las cadenas productivas de cualquier empresa. Sin nosotros no sería viable el intercambio de bienes y servicios, motor de cualquier economía exitosa. Sin nosotros las estanterías de las fábricas estarían abarrotadas de productos que nadie compraría. Sin nosotros no  llegaría el servicio de videocable a tu hogar, ni tendrías línea telefónica, ni el automóvil que tanto te gusta manejar. Sin nosotros no hubieras conocido el Wi-fi.
Las empresas pagan los sueldos con el dinero que le ingresa de sus clientes a cambio de los bienes o servicios que ofrece. ¿Quién crees que se encarga de ofrecerlos?

Ser vendedor no es malo.

Somos el único sector que en las empresas genera pura ganancia. Todos los demás sectores aportan al costo.

La venta es una profesión que, como tal, debe ser estudiada y aprendida para luego ser aplicada. Es una profesión como lo es la medicina o la abogacía. Y como en todo ámbito profesional hay profesionales buenos y profesionales malos.

Obviamente un profesional que no se prepara para estar a la altura de su titulo es un profesional malo. Pasa con un abogado que no sabe de leyes, un medico que no sabe de medicina o un vendedor que no sabe de ventas.

Un vendedor improvisado querrá ubicar su producto a toda costa, presionando al cliente para que lo consuma y utilizando frases hechas y gastadas. Hablará constantemente sin dejar que su interlocutor meta bocado para luego terminar la conversación con frases como ¡compre! No solo desperdicia el tiempo de la gente sino que además les crispa los nervios ¿si o no?

Pero un vendedor profesional, por el contrario, es la mejor compañía que puede existir y sus clientes lo saben. Un vendedor profesional sabe escuchar, manejar el temperamento, realizar preguntas interesantes y analizar las respuestas. Sabe daros una sonrisa cuando es necesario, se interesa por nuestros problemas y nos da, porque no, algún que otro buen consejo.

Vender no es malo. ¡Es necesario! El problema radica en los malos vendedores.

Te invito a participar de este espacio. ¡Tus ideas podrían ser muy constructivas!

¡Exitos!

Martín León.-
@FdeVendedores



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