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lunes, 2 de julio de 2012

Razones, no excusas.



Muchas personas tenemos una infalible herramienta para no sentirnos tan mal al momento de afrontar un fracaso: La excusa.

Siempre que nuestros resultados no sean acordes a lo planeado surgirán nuestras heroicas excusas para salvaguardar nuestro orgullo y delegar a alguna otra persona, razón y/o circunstancia la responsabilidad del desastre.

Una excusa es un intento de liberarse de la responsabilidad del fracaso delegándola a algo o alguien más. Cada vez que argumentas una excusa pierdes poder. Te victimizas.  Dejas en evidencia que no estás dispuesto a asumir responsabilidades. Pierdes confianza.

Las excusas son infalibles. Siempre dan resultado.


No hay como una buena excusa para salir de una situación desfavorable con el honor intacto. Además, ¡hay gente que tiene una capacidad formidable para dar las mejores excusas! Y fundamentadas de manera tan sólida y con tanta convicción que se hace casi imposible el tan solo pensar en refutarlas.


Si fundamentamos los porqué del fracaso con excusas nunca vamos a corregir el error que nos llevo a fracasar, pues nunca descubriremos las verdaderas razones por las que ocurrió el desastre. Por desgracia es mucho más fácil quedarnos con las excusas.
Es increíble ver como algunas personas se aferran tan fehacientemente a una excusa, que terminan por creerla. Destruyendo ellos mismos cualquier posibilidad de corregir las falencias y convertir un fracaso en una posible victoria.

Excusas hay a montones. Y las hay de lo más variadas. Pero cualquiera y por más buena que sea sigue siendo un autoengaño para no afrontar la realidad: Fracasamos.
Las razones de ese fracaso, las verdaderas razones, ¡son las que nos llevarán al éxito! El fracaso es experiencia. Si logramos descubrir cuál fue el factor que nos llevo a fracasar, sabremos precisamente lo que NO debemos hacer si queremos tener éxito. ¡Y llegar a tener éxito seria fantástico! ¿Sí o no?

Te pido, entonces, que fracases. Si, ¡fracasa! Pero fracasa intentando. Equivocarse es el único camino para detectar y corregir falencias. Para desarrollarnos en cualquier ámbito de nuestras vidas. Para crecer.
 Las razones del fracaso te brindan las herramientas para el futuro éxito.

Equivócate mucho ¡y en el menor tiempo posible! Cuanto más te equivoques más rápido encontrarás el éxito. Recuerda que la repetición de un acto te acerca a la perfección del mismo. Así se adquieren los hábitos. Los malos y los buenos. Que luego se harán costumbres.
Si no sale a la primera quédate tranquilo. No te rindas. Conviertelo en hábito. Hazte del hábito de intentar. ¡Llénate de buenos hábitos! Desarrolla la convicción y la constancia de intentar “Hasta que…”. Intentarlo hasta que triunfes. Intentarlo hasta que logres hacerlo. Así se construye el éxito. Intentando, fracasando, replanteando, corrigiendo, volviendo a intentar.

Si vas a fracasar, que sea por acción y no por omisión. Pues si no intentas por miedo al fracaso, ya fracasaste.  


Éxitos.

Martín León.-
@FdeVendedores










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